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Visitamos el Cat Café de Budapest
El Cat Café de Budapest era el plan que más ilusión hacía a mis hijas hacer durante nuestro viaje a Hungría. Así que en nuestro primer día en Budapest, decidimos visitarlo. Te voy a contar nuestra experiencia visitando el Cat Café de Budapest, pero primero déjame contarte algo de información sobre estas cafeterías.
Origen de los cafés de Gatos
La historia de los cat cafés se remonta a la década los `90 en Taipéi, Taiwán, donde abrió el primer cat café llamado Cat Flower Garden en 1998. La dueña del café, Shirley Law, permitía que los clientes interactuaran con los gatos mientras disfrutaban de sus consumiciones. La idea se volvió muy popular en Taiwán y se expandió a otras partes de Asia. En la actualidad, es fácil encontrar este tipo de cafeterías en muchas ciudades del mundo.
Los cat cafés o cafés de gatos, suelen colaborar con refugios de animales y organizaciones benéficas para adoptar gatos y ofrecerles un hogar temporal en la cafetería, que a veces termina en una adopción de los gatitos por parte de los clientes.
Cat Café de Budapest
Fuimos sobre las 15:00 y sin reserva. En la entrada nos dieron un papel con las instrucciones a seguir dentro de la cafetería. Las tienen en inglés y en húngaro, pero yo te las dejaré más abajo traducidas al español 🙂
Buscamos donde sentarnos, estaba casi todo lleno, así que esperamos para sentarnos en una zona que nos gustase. El Cat Café de Budapest tiene tres plantas. La planta donde se sitúa la entrada, (en mi opinión la mejor y la más amplia), la planta baja donde están los baños y también hay algunos gatitos y la tercera planta, donde me pareció que estaban los clientes que buscaban algo más de tranquilidad.
En el Cat Café de Budapest hay aproximadamente 15 gatitos. Algunos son de la raza Maine Coon, que por si no lo sabes están considerados la mayor de todas las razas de gatos y también cuentan con algunos gatos rescatados.

¿Qué tomar en el Cat Café de Budapest?
En la carta tienes una gran selección de cafés, limonadas e incluso palinka. También una amplia variedad de tartas y algunos sandwiches calientes. Nosotros nos pedimos una tarta Dongo, típida de Hungría, una limonada y un cappuccino. Los precios no son excesivamente altos, pero sí es algo más caro que cualquier otra cafetería en Budapest.

Normas del Cat Café de Budapest
- Usa el desinfectante de manos antes de tocar a los gatos.
- No cojas a los gatos, ni los molestes mientras están durmiendo.
- No les des de comer, ni dejes que coman ellos mismos de tu comida.
- Puedes tomar fotos, pero sin flash.
- Mantén una conducta tranquila por el bien de los gatos y de los otros clientes.

Tienda
El Café de gatos de Budapest también cuenta con una pequeña tienda en su interior. Una vitrina con una gran variedad de productos inspirados en los felinos: tazas, sellos, pulseras o imanes, son algunos de los artículos que puedes encontrar.

Mi opinión
Pues así como mis hijas iban super emocionadas al Cat Café, mis expectativas eran muy bajas. Me esperaba un sitio pequeño, maloliente y no muy limpio. Debo decir que el local me sorprendió mucho. A pesar de haber tantos gatos, el Café estaba muy limpio, es amplio y luminoso y me resultó muy agradable estar allí tomando algo.
Referente a los gatos, la mayoría estaban durmiendo y como bien pone en las normas, no se debe molestar a los gatos que están durmiendo, con lo cual los pobres 2-3 gatitos que estaban despiertos, eran perseguidos por todos, tanto niños como adultos, para jugar con ellos o hacerles una foto.
Los gatos no eran para nada sociables, cuando los tocamos intentaron arañarnos y lo entiendo perfectamente, debe ser super agobiante para un animal soportar ese nivel de estrés cada día.
En mi opinión el Cat Café de Budapest es el típico café que se ha puesto de moda debido a Instagram, pero realmente no vale la pena visitar.

Como alternativa, encontramos el Museo de Gatos de Budapest, un lugar para los amantes de los gatos donde también se puede interactuar con los felinos. No pudimos ir porque no permiten la entrada a los menores de 6 años. Llamé para preguntar si podían hacer una excepción, pero me dijeron que eran muy estrictos con las normas por el bien de los animales y de los otros visitantes. Esta respuesta ya me hizo entender, que era un lugar mucho más respetuoso con los gatos que el Cat Café, aunque la verdad nos quedó mucha pena no poder visitarlo.
Para visitar el Museo de Gatos de Budapest es necesario reservar y lo puedes hacer en este enlace. Las entradas cuestan: 10,50€ para los adultos (13-64 años), 9,45€ para los niños/as (6-12 años) y adultos mayores de 65 años.
Localización, horario y precios del Café de gatos de Budapest
El Cat Café o Café de gatos de Budapest se encuentra en el centro de la ciudad en la calle 3 Révay y abre cada día de 10:00 a 21:00. La entrada al Cat Café de Budapest es gratuita, tan solo pagas por lo que consumes. Arriba te dejo una foto con el menú y los precios.