Alojarnos en Casa Guadá fue todo una sorpresa para nosotros. No sé si ya habrás leído el post sobre nuestra primera experiencia con Airbnb, pero en él podrás leer todos los detalles de lo que nos ocurrió. Habíamos reservado en
La vivienda es un pequeño dúplex. En la primera planta está el salón – cocina, un pequeño aseo y la preciosa terraza donde también se encuentra el cuarto de la lavadora.


La terraza nos encantó, desayunamos en ella cada mañana. Cerca de la casa no hay ningún bar o supermercado, así que compramos algunas cosas en el supermercado del pueblo y disfrutamos de la tranquilidad y las vistas que ofrecía la terraza, que son espectaculares. Una vista completa al valle, que está lleno de palmeras.

En la segunda planta está el baño y el dormitorio principal.


La casa es muy coqueta y la localización no podía ser más bonita. Pero como ya te hemos contado, no es lo que habíamos reservado. Viajando con una niña, una casa de dos plantas no es lo más recomendable. Lily buscaba cualquier excusa para subir y bajar por las escaleras sola. El alojamiento que habíamos reservado originalmente, tenía todo en una misma planta. En esta casa, Lily no podía dormir en otra planta sola, ya que cuando se levanta de noche, siempre acaba en nuestra cama. Y la cama del dormitorio principal no era lo suficientemente grande para dormir los 3 en ella. Así que Gabor acabó en el sofá y nosotras en el dormitorio principal.
LO QUE MENOS NOS GUSTÓ…
La casa está bien. No sabemos si es de nueva construcción o ha sido recientemente reformada, pero está en muy buen estado. Tiene microondas, lavadora, nevera, toallas y todo tipo de utensilios en la cocina. Si es verdad, que aunque la casa da sensación de nueva, el mobiliario, ropa de cama y utensilios varios, parecen ser bastante viejos. Al entrar, olía bastante a humedad, probablemente había estado algunos días cerrada. El sofá-cama por ejemplo, deberían renovarlo. El colchón es de muelles y está bastante hundido, muy incómodo para dormir. Lastoallas del baño estaban también muy desgastadas. Como se puede apreciar en la foto del dormitorio, las cortinas eran totalmente traslúcidas, con lo cual desde que salía el sol, estábamos despiertos. Sería recomendable que pusieran un pequeño foscurit o estor en la ventana.
Pero a pesar de estos detalles y de ni siquiera haber reservado Casa Guadá, disfrutamos mucho de nuestra estancia. La casa en sí, está bastante bien. El entorno es precioso y el precio es bastante económico (en torno a los 40€ por noche), así que sin duda la recomendamos.